El planeta “Angidiqinson” es muy chiquito. A la mayoría de la gente, le gusta estar desnuda y hay una Angie Dickinson enorme, ahí parada, piernas abiertas, brazos en jarra. Vestida. El cielo de alrededor, que no es cielo, sino es el magma etérico en el que flotan planetas, y planetitas y estrellas, es de un azul violáceo con algunos gestos morados. Es una de las capitales de mi Imperio y fue fundado por una necesidad vital de distracción. Como no teníamos carnavales en el Imperio, se fundó este pequeño planeta para pasar las vacaciones. Son vacaciones cortitas y no cualquier vacación, uno no puede quedarse eternamente en “Angidiqinson”, porque ocurriría lo que ocurre con la gente que fumaba opio, en Singapur. O en cualquier lado donde se fume opio. Se va a “Angidiqinson” unos días, a lo sumo una semana y luego se vuelve, mucho más descansado. En “Angidiqinson” nadie pregunta nada, sólo se toman Margaritas y Negronis, y la mayor vestimenta en invierno, son un par de hotpants para las se...
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Noticia aparecida en el diario francés Liberation:
"Hemos operado y hecho transfusiones a más de 500 osos de peluche en estos últimos meses", explica muy seriamente el profesor Marcel Rufo, pedopsiquiatra en el C.H.U. de Marsella. En el "Hospital de la Timone" los osos de juguete reciben tratamientos y operaciones antes que los niños. Los pequeños sienten menos temor si ven a un oso recibir las mismas curaciones que ellos."
Saludos de bienvenida. C.