El Planeta Angidiquinson

El planeta “Angidiqinson” es muy chiquito.
A la mayoría de la gente, le gusta estar desnuda y hay una Angie Dickinson enorme, ahí parada, piernas abiertas, brazos en jarra. Vestida. El cielo de alrededor, que no es cielo, sino es el magma etérico en el que flotan planetas, y planetitas y estrellas, es de un azul violáceo con algunos gestos morados.
Es una de las capitales de mi Imperio y fue fundado por una necesidad vital de distracción.
Como no teníamos carnavales en el Imperio, se fundó este pequeño planeta para pasar las vacaciones. Son vacaciones cortitas y no cualquier vacación, uno no puede quedarse eternamente en “Angidiqinson”, porque ocurriría lo que ocurre con la gente que fumaba opio, en Singapur. O en cualquier lado donde se fume opio.
Se va a “Angidiqinson” unos días, a lo sumo una semana y luego se vuelve, mucho más descansado.
En “Angidiqinson” nadie pregunta nada, sólo se toman Margaritas y Negronis, y la mayor vestimenta en invierno, son un par de hotpants para las señoras. A nadie le interesa tu nombre y nada de lo que hagas tiene demasiadas consecuencias en tu vida concreta. ¡PERO! Como todo carnaval, en algún momento termina.
Función válvula.
Función fiesta dionisíaca.
Función fiesta medioeval de “el tonto es rey”.
Pero en primera instancia, no es lo que se vé.
La gente cree, cuando por primera vez aterriza, que entra en un jolgorio constante, sin final, en donde la noche no ocurre y el día jamás se retira.
Se llega a “Angidiqinson” después de los 30 años.
Menores de esa edad no hay.
Y es el momento en el que llegás, el momento que queda firme en la atmósfera del lugar. Por lo tanto, siempre que vuelvas, no importa la cantidad de tiempo que pase entre un período y otro, siempre tenés la misma edad física, de la primera vez que lo viviste. Fantásticamente sanador y nutricio, nos reconforta, permitiéndonos jugar en algún lugar un rato, algunas veces. Ese aprendizaje después lo llevamos para siempre con nosotros.
No quiero decir que es un planeta de creatividad necesariamente, este es un planeta “recreo” y cuando suena el timbre se acabó. Esa es la medida, el corazón avisa y se termina. Y fuera de la atmósfera se pierde este efecto que los habitués dan en llamar, “Efecto Dorian Gray”.

Con la edad mental no pasa lo mismo.
Deslizarse de más, hace que esa estratificación corróa, otras cosas, que no deben ser tocadas.

Hay cantidades de promociones en la última temporada, para visitar el planeta “Angidiqinson” pero la verdad es que hay que ser cuidadoso. Y prestar atención frente a las tentadoras promesas, de la gente que comercia.
Como ya dije, después de varias noches de jolgorio, en donde podés hacer lo que quieras, en donde nadie va a censurar con quien vas a la cama y en donde todos los visitantes pierden la memoria con respecto al otro, no hay, consecuencias concretas.
El tema no es sexual solamente, en este planeta, se puede realmente ser y hacer cualquier cosa, cada uno es responsable de su propia psicopatología. Nadie mató a nadie, porque no conozco asesinos. Y como al planeta lo fundé yo, no entran y listo, por algo soy Emperatriz
Funciona realmente bien.
Uno, no tiene memoria para los demás, no puede acusar a nadie.
Gente que ha estado en el planeta “Angidiqinson”, no puede decir alegremente de nadie, que es un libertino, porque nadie recuerda con quién estuvo pero sí
recuerda qué es lo que hizo.
Y esa es la única consecuencia. Que es de carácter espiritual.
Si alguien tuviera un exceso, ese exceso lo transcribe en su alma. Cualquiera que éste sea.
La gente sabia, al ser moderada, no sufre consecuencias nefastas realmente. Pero para ser moderado, hay que haber visitado el planeta en varias oportunidades, o alguno similar, anteriormente.
Ya dijimos, a este planeta se llega después de los 30, jamás antes.
¿Por qué?
Por la simple razón, que es después de esa edad, que uno tiene el permiso propio otorgado para, libremente, echarse unas cañitas al aire, sabiendo los costos vitales.
Sin embargo el planeta tiene pocos habitantes fijos.
No son muchos, porque la verdad es que, pocas personas quieren la eterna juventud o la eterna madurez.
Estos habitantes fijos, no son “amos y señores”, de mi planeta.
De hecho el planeta, lo fundé yo pero se rige sin mi.
Como todo lo que invento.
Yo lo invento, pero después para mi asombro y maravilla, tiene independencia vital y toma sus propias decisiones.
Eso hace que cuando lo visito, si bien lo conozco, no deja de asombrarme.
Bueno, siguiendo con mi explicación, que es importante, porque podrían llegar a querer venir de vacaciones, les cuento, que efectivamente no hay mucha gente que viva acá.
Porque las consecuencias de haber tomado esa decisión, implican abandonar todo lo que se conoce, permanecer sin cambios en nuestro físico, pero continuar con la memoria y la conciencia del paso del tiempo.
Es gente que al cabo de un tiempo, se resiente… la juventud radica principalmente en el espíritu.

Nacha llegó un día de visita, le encantó. Sentía que era su lugar. Su mejor momento no habían sido los 28 años, sino que habían sido los 35. Le había costado mucho conquistar lo que fabricó de sí misma, con lo que le habían otorgado.
Creía en esa frase de Sartre “uno es lo que hace con lo que hicieron de uno”
Sólo que Nacha confundió, forma con fondo.
Sí es verdad que el contenido es contenedor y el contenedor termina siendo contenido… pero requiere una gimnasia especial del alma, pasar, del afuera hacia el adentro y del adentro hacia el afuera, simultáneamente y a la vez. Todo ese movimiento de ir y venir, transcurre en un tiempo vital. Como su nombre lo indica, transcurrir tiene la misma raíz etimológica que tránsito, y los tránsitos “transitan en el tiempo” y tienen un final.

No quedan atrapados en un globo. Y si lo hacen, no lo hacen más que por un instante.
Pero ella decidió que le gustaba su forma, y que su fondo debía adaptarse.
Así que un día se mudó definitivamente al planeta, con sus maletas y todo lo que entraba en ellas. Desoyendo mis gritos que le recordaron la necesidad de muerte, en la vida. En la letra chiquita del contrato de alquiler, decía claramente, “no se aceptan reclamos frente a la eternidad adquirida. No hay opción a pérdida de memoria.”
Hace treinta años que vive acá. Su fondo se adapta como puede y se siente preso y escindido, pero Nacha está tan bella como siempre. Creo… que cada día, está mejor.
Pero está sola, vienen, la visitan, charlan con ella un par de días y se van.
Es una vida solitaria.
Ella protesta frente del espejo, bella y despeinada, porque hay momentos en donde realmente no tiene ganas de levantarse. Y no le alcanza con dos o tres días a la semana de un tiempo que no sabe controlar, porque no nota la diferencia. Y después… el cambio de gente… otra, diferente… nueva… Ya que por más que hay muchos que se refrigeran espiritualmente, viniendo acá un par de días, luego vuelven a sus vidas.
Y ella ha permanecido con su forma bella y su necia mente, atada en el recuerdo de lo que eran los procesos y los finales, los ciclos y los inicios, y extraña las doce campanadas nocturnas que le recuerdan lo pautado.
Las válvulas funcionan, los escapes tienen sentido, justo por eso, porque escapamos por un rato, vamos a otro lado y luego ya cambiados por la diferencia, restablecemos nuestro su propio paso, siendo igual y diferentes al mismo tiempo.
La juventud radica principalmente en el espíritu, por eso es que la gente que ama lo que hace, permanece joven. Por eso hay fotos que eternizan ojos que detrás de los ojos tienen otras miradas, tan frescas como la primera, con la vehemecia del conocimiento, que atraviesa en un túnel sólido, capas de matices y sentidos.

Todos podemos visitar el planeta “Angidiqinson” cada tanto. Pero jamás quedarnos en él.
A mí me gustó haberlo inventado, fue mi propia válvula.
Nacha también cumple una función vital, me recuerda que mejor no llevarle la contra al tiempo, porque el tiempo se venga de los que no lo respetan y el castigo divino es arena que cae entre los dedos, cuando el viento viene de frente, se nos mete en los ojos.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Shankill

Si yo soy el más allá de mis células yo soy una célula del más allá de mi.