Crónica de un deslíz que no llegó a ser.
Era la fiesta del fin de luto.
Me vestí de riguroso negro, como ameritaba la circunstancias con cordones rojos...
eramos 200 personas...
Y en las manos de mi amiga Carlota, había un abanico de posibilidades y músculos pero...
El morocho no calificó,
podría haber calificado y no calificó. No todos los morochos enormes y bellos califican (creen que califican pero no necesariamente lo hacen)
De hecho , fué inevitable que me vieran por la sencilla razón de que tenía mometáneas ganas de dejarme atrapar...pero no calificó y estubo bien.
Tampoco se enteró.
Como no se había enterado de que esa noche, sobre el pabellón en el que bailabamos habían colicionado 3 o 4 planetas y la conjunción cósmica lo beneficiaba...
El, simplemente creía que se lo merecía y que la cosas eran como debían ser...
Cuentan las malas lenguas que la situación fué la comidilla de los murmurantes.
Los murmurantes se agolpaban en los pantanos alrededor de un café con leche...acompañados de la menta clara al amanecer...
Pero el verdadero secreto de la diversión está en saber que nos divierte...y si bien la vida está plagada de momentos que deseamos eternizar, cuando el deseo obliga a la realidad a que todo sea una gran fiesta, debemos recordar que los excesos simplemente nos hacen perder las diferencias...y al morocho le pasó...nunca distinguió una bella hecatómbe planetaria de los miles momentos en donde la harina era de otro costal.
Finalmente se tropezó dentro de un Daikiri...
Como diría mi amiga Carlota..."Cariño, te falta un golpe de horno"
PD:Me divertí tanto en esa fiesta, que no hay registros fotográficos...no tube tiempo de sacar fotos...solo tengo un par...
Me vestí de riguroso negro, como ameritaba la circunstancias con cordones rojos...
eramos 200 personas...
Y en las manos de mi amiga Carlota, había un abanico de posibilidades y músculos pero...
El morocho no calificó,
podría haber calificado y no calificó. No todos los morochos enormes y bellos califican (creen que califican pero no necesariamente lo hacen)
De hecho , fué inevitable que me vieran por la sencilla razón de que tenía mometáneas ganas de dejarme atrapar...pero no calificó y estubo bien.
Tampoco se enteró.
Como no se había enterado de que esa noche, sobre el pabellón en el que bailabamos habían colicionado 3 o 4 planetas y la conjunción cósmica lo beneficiaba...
El, simplemente creía que se lo merecía y que la cosas eran como debían ser...
Cuentan las malas lenguas que la situación fué la comidilla de los murmurantes.
Los murmurantes se agolpaban en los pantanos alrededor de un café con leche...acompañados de la menta clara al amanecer...
Pero el verdadero secreto de la diversión está en saber que nos divierte...y si bien la vida está plagada de momentos que deseamos eternizar, cuando el deseo obliga a la realidad a que todo sea una gran fiesta, debemos recordar que los excesos simplemente nos hacen perder las diferencias...y al morocho le pasó...nunca distinguió una bella hecatómbe planetaria de los miles momentos en donde la harina era de otro costal.
Finalmente se tropezó dentro de un Daikiri...
Como diría mi amiga Carlota..."Cariño, te falta un golpe de horno"
PD:Me divertí tanto en esa fiesta, que no hay registros fotográficos...no tube tiempo de sacar fotos...solo tengo un par...
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